Ahora ya casi no está de moda hablar de indicadores económicos y de bienestar social que se hunden. En parte, sí, porque algunos ya han tocado fondo y, aunque siguen abajo, están arañando décimas en positivo. Pero la devastación aún empantana a un grave porcentaje de hogares y familias. La Memoria del Consejo Económico y Social (CES) del año pasado hace una copiosa recopilación de cómo hemos quedado en esta crisis. Muchos datos se han sacado a lo largo de esta travesía por el desierto, pero, juntos, dan una idea de qué se ha perdido por el camino, con una rapidez, además, inaudita hasta esta depresión.
El CES realiza, en parte de ese documento, una desagregación de los datos por regiones. Porque, como sabemos, no en todas la incidencia de la crisis ha sido la misma. El desarme del estado de bienestar se disfraza con habilidad; es (casi) silenciosa, pero, ni muchos menos, lenta. Algunas de esas panorámicas de la Memoria del CES nos ayudan a situarnos y a repasar qué se ha perdido en Canarias durante estos tristes años:
-Las Islas son la comunidad autónoma donde más cayó la tasa de empleo (el porcentaje de la población activa que trabaja), que pasó del 63,5% de 2007 al 48,9% de 2013. Son 14,5 puntos menos en seis años, mientras que en el conjunto del Estado se perdieron 10,2. Además, si la tasa isleña de empleo estaba antes solo 1,4 puntos por debajo de la media nacional, 2013 lo cerró a 5,8.
-Al mismo tiempo, también es Canarias la región con mayor incremento de la tasa de paro, de 23,7 puntos, una décima más que en Andalucía. Se multiplicó por más de tres en seis años, del 10,5% al 34,3%. Tanto este dato como el anterior se refieren a medias anuales, de los cuatro trimestres de un ejercicio. Y en ambos casos ha habido mejoría desde que terminó 2013, aunque no lo suficiente, ni mucho menos, como para recuperar el terreno perdido en la crisis; por ahora, los últimos datos nos permiten solo regresar a los niveles de 2012.
El CES subraya la importancia de la economía del ladrillo en la evolución laboral de 2007 a 2013: “(…) en todo el periodo de crisis los mayores retrocesos (en proporción al punto del que partía cada región) en la tasa de empleo fueron los de Canarias, Andalucía, Murcia, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana, precisamente en relación con un más alto peso de la construcción en sus economías. En el otro extremo, el descenso más moderado, con mucha diferencia, de la tasa de empleo se dio en el País Vasco, con una economía donde el peso de la construcción era menor y, a cambio, mayor sobre todo el de la industria”. Pero aprender esta lección es difícil: aún no sabemos cómo salir de la crisis sin que las actividades a las que se culpa de buena parte de la destrucción del empleo vuelvan a tirar de este.
-Como un ejemplo de la conflictividad laboral que engendra la crisis, Canarias es la autonomía con menor porcentaje de conflictos laborales resueltos extrajudicialmente, un epígrafe que también se ha disparado en estos años. En 2013, según la Memoria del CES, solo hubo acuerdo en el 9,1% de los casos –conflictos colectivos- que llegaron al Tribunal Laboral de Canarias. Solo Navarra y La Rioja están también por debajo del 20%. La media de acuerdos en el conjunto de España es del 33,8%. Por las razones que sean, la mediación no funciona en las Islas, que sumaron en el año de referencia 305 conflictos, la séptima cifra más alta del país. Afectaron a 71.500 trabajadores.
-Canarias protagoniza el segundo mayor descenso del país en el censo de viviendas secundarias, es decir, de aquellas que no son el principal domicilio familiar. Aquí el CES utiliza como referencia los censos de vivienda de 2001 y 2011, de manera que no solo abarca la crisis. No obstante, la dinámica registrada sí tiene mucho que ver con ella. Entre 2001 y 2011, esas casas disminuyeron un 29,6%, lo mismo que en Navarra, calcula el Consejo. Eso equivale a unas 47.000 viviendas secundarias menos; a nivel estatal aumentaron en este intervalo un 0,8%. Y todo ello, recuerda el CES, a pesar de que la población aumentó y mucho, en el mismo tiempo.
En este capítulo, el organismo remarca que “la situación de crisis está afectando al componente de la asequibilidad del derecho a una vivienda, al producirse un aumento de la sobrecarga de los gastos relacionados con la vivienda respecto a los niveles de ingresos, de forma que pueden llegar a comprometerse la satisfacción de otras necesidades básicas e incluso la seguridad de la tenencia de la vivienda en la que residen”.
-También sobre vivienda, el CES subraya: “(…) como consecuencia de las hipotecas adquiridas con anterioridad a la llegada de la crisis, el número de viviendas principales en propiedad con pagos pendientes casi se ha duplicado en esta década, pasando de poco más de 3 millones a cerca de 6. Este aumento, aunque generalizado en todas las comunidades autónomas, es mayor en Canarias (del 17,8 al 32,1 por 100). Sin embargo, el número de viviendas totalmente pagadas ha disminuido un 2,4 por 100 en 10 años”. Es decir, las hipotecas se han convertido en una losa en el peor momento posible. La alegría del crédito de los años de bonanza penaliza, sobre todo, a una economía frágil como la canaria, cuyos sectores productivos han mostrado pies de barro y han expulsado a su mano de obra barata y poco cualificada con rapidez y facilidad.
-Los hogares canarios redujeron su consumo, de media, casi un 25% entre 2007 y 2013. Es, también, el mayor retroceso del país, en cuyo conjunto la merma fue en ese intervalo diez puntos inferior, de cerca del 15%. No obstante, ya el año pasado, y este es un dato más actualizado que no recoge la Memoria del CES, se produjo en Canarias un importante repunte del gasto medio por hogar, del 4,8%, al calor del mayor crecimiento económico, del 2,2%, en comparación con la media estatal (1,4%, y una leve reducción del 0,2% en el gasto medio por hogar).
El último dato nos sirve para concluir que, pese a que hay indicadores que muestran una recuperación económica, la base sobre la que se hacen los nuevos cálculos son las de un solar: las cifras de empleo, consumo, bienestar, etc., se han deprimido tanto en estos años que es normal cosechar de repente importantes porcentajes de mejora. Pero deben sostenerse en el tiempo para hablar de una verdadera recuperación; por ahora, solo nos permiten volver unos pasos atrás. Con el dato del gasto en consumo de los hogares, por ejemplo, vemos que ese importante repunte del 4,8% de 2014 solo supone regresar a los niveles de 2012, es decir, a un ejercicio de clara crisis. Los registros anteriores a 2007 aún están a años luz. Y debemos tener en cuenta que los ritmos de generación de empleo, la madre del cordero, aún van más lentos. Hablamos de cuestiones macroeconómicas que, además, parecen a menudo al margen de la realidad cotidiana de las miles de familias que aún no pueden reconstruir sus proyectos vitales. Es difícil esconder que hay una bolsa de casi 130.000 parados sin cobertura económica, casi la mitad del total. Y esto es solo entre los desempleados inscritos como tales. Otra historia son los que han pasado, presa de la desidia, a la inactividad. A borrarse por la crisis.
Imágenes extraídas de http://www.bloomberg.com/bw/articles/2012-04-10/spain-is-on-the-bleeding-edge-of-a-new-european-crisis, http://www.telegraph.co.uk/finance/financialcrisis/9232293/Spain-in-huge-crisis-as-unemployment-hits-record-levels.html y http://www.lavanguardia.com/vida/20130222/54365642156/comedor-social-en-plena-rambla-de-barcelona.html.
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