Sí, sí que hay cama para más gente

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Ha empezado a hablar el nuevo presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, sobre la conveniencia de limitar el turismo y se ha desatado la tormenta. Que si se ponen trabas al desarrollo del motor económico regional, que si se quiere gravar al turista por pisar suelo canario, que si nueva moratoria… En el fondo, parece que los tiros van hacia una revisión del modelo o, más bien, del tipo de turismo que entra en las Islas, qué contrata y paga en origen y qué se gasta aquí. En otras palabras, cómo limitar el todo incluido, que, todo hay que decirlo, contribuye en buena parte a la consecución de un récord tras otro en el número de viajeros que eligen el Archipiélago. Sobre cómo ha evolucionado este régimen de alojamiento, ya hablamos hace poco más de un mes. Como conclusión principal, podemos resumir que el todo incluido se ha duplicado en siete años de crisis, hasta ser elegido por cuatro de cada diez clientes de hoteles en Canarias.

¿Son demasiados 13 millones de turistas? ¿Son, incluso, pocos? No es descabellado lo segundo. Pueden ser pocos si nos paramos a analizar cuántas camas se ofertan. Los hoteleros siempre aluden al grado de ocupación de sus establecimientos como prueba del algodón de si las cosas van bien o no en el sector. Por tanto, si asistimos a récords en el número de turistas que llegan a las Islas, también conviene analizar si los hoteles y apartamentos son o no demasiados. En otras palabras, si la capacidad de alojamiento no es excesiva para Canarias, lo que lastra de base el porcentaje de camas ocupadas y abre la puerta al discurso, a menudo lastimero, de que no es suficiente la clientela. Puede que sí lo sea, pero que no ofrezca la calidad deseada, por ceñirse a los paquetes todo incluido o porque gaste poco o casi nada fuera del hotel o apartamento.

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A la hora de comparar el volumen de camas que ofertan Canarias y otros destinos españoles, hay que ser cuidadosos. Como opción de sol y playa, el Archipiélago no admite competencia a nivel nacional, ya que es el único destino abierto durante todo el año. Aquí, hablar de temporadas alta o baja no tiene demasiado sentido; en todo caso, la alta debería ser entre octubre y abril, cuando cierran el resto de destinos playeros del país. Pero tampoco es desdeñable el verano, cuando ya abren sus competidores españoles. Por tanto, no nos podemos alarmar (tanto) al recabar los datos que proporciona el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre hoteles y apartamentos abiertos y camas comercializadas. En hoteles, Canarias suma 230.000 plazas. El dato es de agosto del pasado año, un mes en el que es más ajustada la comparación con otras regiones turísticas. La cifra no es la más elevada de España, que corresponde a Baleares, con 340.000. En apartamentos no hay color. Son uno de los puntos fuertes de la oferta canaria: sumamos 158.000 plazas, frente a las casi 93.000 del otro archipiélago. Aún así, Baleares totaliza más camas ofertadas, al menos en verano.

Barcelona, que, aunque con otros atributos, es también un destino abierto todo el año, dispone de algo menos de 80.000 camas -y ahora se pone en tela de juicio lo excesivo o, para ser más correctos, concentrado de esa oferta-, mientras que la Costa del Sol no llega a las 90.000 en temporada alta.

A la vista de estas cifras, nos hacemos dos preguntas: ¿cuántas de esas camas se ocupan en Canarias y Baleares -por comparar dos mercados de envergadura similar en verano-? ¿Cómo ha evolucionado ese número de camas en los últimos años? Y, tras estas, la pregunta del millón: ¿es necesario mantener tal número de camas? Para contestar a esta última, volvamos a la primera, sobre el grado de ocupación hotelera: en agosto de 2014, fue del 84% en Canarias y del 91% en Baleares. En otoño e invierno no hay comparación posible, pues ronda el 75% aquí y baja al 40% allí. En Canarias no ha bajado del 64% en el último año, excepcional en el número de turistas alojados. Y con una moderada subida de los precios y un alza más notoria en índices de rentabilidad. Los apartamentos, sin embargo, se mueven entre el 62% de agosto y el 40% de mayo. Es evidente la necesidad de una corrección de la oferta en estos establecimientos, si nos atenemos a los datos del INE.

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Donde no hay quien le gane a Canarias es en cómo se ha disparado la oferta de alojamiento. Desde 2001, cuando arranca la serie estadística, el número de camas de hotel se ha incrementado un 59%. Y eso a pesar de los esfuerzos limitadores en forma de moratoria en la construcción de según qué complejos turísticos. Se han ganado, a pesar también de la crisis, 85.000 camas, casi las mismas que, en total, comercializa la Costa del Sol. Y más que las de Barcelona. Casi nada. Hacer esto rentable solo conoce un camino: que vengan más turistas a cubrir esas plazas. Es un argumento suficiente para que algunos contesten a Clavijo. Pero las dudas sobre si necesitamos tamaña oferta seguiría ahí, y más si se ha demostrado que el turismo, con o sin subsectores aledaños, no va a dar empleo y pan a todos nuestros parados, en especial los desheredados de la construcción. Y, por volver a comparar, en Baleares la progresión de camas de hotel ha sido del 11%. En el conjunto de España, del 37%.

Hablar de las actividades aledañas del turismo, de su famoso efecto de arrastre sobre el resto de la economía isleña, nos pone tras los pasos de la evolución del gasto de los turistas. Los datos del Instituto Canario de Estadística (Istac) son como para llevarnos las manos a la cabeza: en 2006, cada turista gastó de media 66 euros diarios en origen -en realidad, los pagó de una tacada, pero se dividen por los días de estancia para poderlos comparar con el gasto en destino-, mientras que aquí se dejó 40. El año pasado, el desembolso en origen fue de 90 euros por día contratado; en destino, de 37,6 euros. Es decir, que el gasto en origen ha crecido en ocho años un 36%, al tiempo que el gasto en destino bajaba un 6%. Casi todos los capítulos de gasto en destino han bajado en estos años, según deducimos de la recopilación del Istac: un 12% en restaurantes, un 15% en ocio, un 33% en alquiler de vehículos y un 43% en transporte público. Los turistas solo gastan más en el supermercado, un 30%, y en souvenirs (+36%). Parece que el efecto arrastre, en efecto, lo debemos poner en remojo.

Imágenes extraídas de http://www.travelsupermarket.com/c/holidays/canary-islands/gran-canaria/21/, http://www.co-operativetravel.co.uk/holidays/self-catering-holidays/canary-islands-self-catering y http://www.jet2holidays.com/canary-islands.

Acerca de Josué García

Periodista de Tenerife que aprendió algo de economía escribiendo y, sobre todo, leyendo sobre ello. Antes me pagaban y ahora no. Usuario empedernido de la regla de tres.
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